
No hagan cosas buenas que parezcan malas.
He dejado pasar algunos días para tocar el tema del choque entre Atlas y Puebla, para ver si ya, con la cabeza fría, cambia un poco mi concepto de ese partido, y en lo único que he modificado mi percepción, es en centrarme en la escuadra jalisciense.
Y es que no encuentro explicación a la repentina reacción del Atlas en el torneo actual, una reacción que le ha devuelto la esperanza de no cerrar el Guardianes 2021 en el último lugar de la Tabla de Promedios y poder ahorrarse, cuando menos, 50 millones del pago de la multa, ya que de concluir en el penúltimo puesto, muy factible por el también “extraño” mal paso de San Luis, en lugar de pagar 120 millones, la cuota bajaría a 70, y sentenciaría al equipo potosino a erogar los 120 pactados en el reglamento.
Pero no sería ese el único beneficio de los Rojinegros, que por cierto, aunque la mayor parte de las acciones son del Grupo Orlegi, todavía hay un porcentaje que corresponde a TV Azteca. Resulta que si no concluye en el último de la Tabla del Descenso, y se mantiene en zona de repesca, sí tendría derecho a jugar la postemporada.
En este sentido, no deja de ser muy raro que en el reglamento se indique que sólo el equipo que termine en el último puesto de la Tabla de Promedios, en el caso de concluir el torneo en zona de clasificación (lugar 1 al 12 de la Tabla General), no podría calificar y su lugar sería ocupado por aquel que ocupe el lugar 13 de la tabla.
Curiosamente, los puestos 16 y 17 de esa multicitada tabla que en el pasado sentenciaba al descendido, no son excluidos de la liguilla si ocupan un puesto del 1 al 12, cuando, se supone, tendrían que correr la misma suerte del colero.
Dicho de otra manera, parece que el reglamento fue elaborado con el objetivo de “proteger” al Atlas, más que por el equipo como tal, por formar parte del activo del grupo que se ha convertido en el “poder tras el trono”.
Ello a la par de que todo indica que el “sacrificado” será San Luis, un equipo que ya no goza de la protección del Atlético de Madrid y que, en consecuencia, se volvió “incómodo” para la Liga Mx. Y ya sabemos lo que sucede con los clubes incómodos. O descienden o son desafiliados, aunque en este caso el castigo pararía en el pago de la multa, sin olvidar que si no la pagan, serían desafiliados.
En fin. En todo caso, aunque he dedicado esta columna al Atlas y su repentina “suerte”, no dejo de lamentar que, salvo error de apreciación, Puebla haya caído en su juego, porque para un servidor, la franja no sólo perdió 1-0 en la cancha, perdió más en credibilidad. Al tiempo.
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